El objetivo del tratamiento con Toxina botulínica es conseguir una mirada y una expresión más relajada y natural. El tratamiento consiste en la obtención de una relajación selectiva de ciertos músculos cuya contracción excesiva produce un gesto más agresivo, menos armónico y, por supuesto, con más arrugas.
Los efectos se notan en 5-7 días, y el procedimiento se realiza sin anestesia, en un tiempo variable de entre 15 y 30 minutos. Se utilizan agujas extremadamente finas que prácticamente no producen dolor. No se produce inflamación ni efectos secundarios, por lo que puedes incorporarte inmediatamente a tu vida laboral y social, siendo una técnica muy eficaz a la vez que discreta.
Este tratamiento es ideal si, debido a tu expresión facial, tienes tendencia a contraer demasiado ciertos músculos responsables de las arrugas del entrecejo, la frente o las patas de gallo. También es muy eficaz para las bandas del cuello, o para redefinir el óvalo facial. Cada vez más se utiliza este tipo de tratamiento en pacientes jóvenes de manera muy sutil y en pequeñas dosis de manera preventiva en zonas que tengan tendencia a la aparición prematura de arrugas como la frente y el ángulo externo del ojo.